La presa número 7
Producción: 2012  Duración: 11 min.  Género: ficción  Copias de proyección: DCP, Blu-Ray, 1080p  Aspect Ratio: 1:2,39  Color: color
Sonido:
Dolby Digital  Idioma: sin diálogos  Fecha de estreno: 25 de octubre de 2012

RODAJE



GÉNESIS DEL CORTOMETRAJE

El rodaje de La presa número 7 tuvo lugar en la segunda semana de septiembre de 2006. El equipo técnico, compuesto por casi 40 profesionales del cine, logró sacar adelante el que ha sido, sin duda, el rodaje más ambicioso, sofisticado, accidentado y largo de CINEFILIA. Toda una gymkhana de dificultades, resueltas con imaginación para lograr rodar los planos que permitirían editar el corto con un impactante estilo visual. Toda la acción del corto transcurre en un ambiente lluvioso y nocturno, y fue rodado con la cámara de Alta Definición Sony HDW 750P y ópticas fijas de cine Zeiss Digiprime, 100 Kw de luz, cabeza caliente, deflector de lluvia, 80.000 litros de agua para recrear la lluvia, 20 figurantes, más de 500 raciones de catering... Por todo ello, se trata del cortometraje más caro acometido hasta la fecha por la productora alcarreña.

Tras el rodaje, iniciamos las tareas de postproducción, comprobando que habíamos conseguido filmar un excelente material. Sin embargo, el proyecto ha sufrido varios retrasos debido por una parte a la dedicación de Luis Moreno, su director, a la organización de las últimas ediciones del Festival de Cine Solidario de Guadalajara (FESCIGU), y en parte también por la complejidad del montaje y la postproducción. Estos problemas fueron solventados poco a poco, y fuimos realizado varias ediciones del cortometraje, puliéndolo más y más con cada una de ellas. La composición musical, la creación de efectos digitales, el modelado y animación de alguno de los animales que aparecen en la historia, el diseño y renderizado de los títulos de crédito, también han requerido un prolongado tiempo que ha ido sumando meses a la postproducción. Pero para Luis Moreno, director del corto, cada uno de estos detalles merecían la pena ser trabajados con la más intensa dedicación, a fin de obtener unos resultados realmente satisfactorios.

En Cinefilia nos sentimos muy satisfechos con el montaje final que, una vez terminado, tiene una duración de 11 minutos con más de 200 planos. Parece que el titánico esfuerzo que ha supuesto para la productora por fin ve su fruto en una historia que consideramos visualmente impactante, narrativamente sorprendente, y que sabrá llegar al corazón del público.


Rodaje de La presa número 7
Rodaje de La presa número 7
Rodaje de La presa número 7
Rodaje de La presa número 7
Rodaje de La presa número 7
Rodaje de La presa número 7
Rodaje de La presa número 7
Rodaje de La presa número 7
Rodaje de La presa número 7
Rodaje de La presa número 7
ANÉCTODAS DEL RODAJE

Parece imposible imaginar un rodaje tan accidentado. Escrito en 2002, al año siguiente iniciamos una etapa de preproducción con el fin de que la historia fuera rodada en Cuba, en colaboración con la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. Allí formamos un equipo inicial que incluia al productor, directora de fotografía, director de arte y sonidista. Estuvimos trabajando en la búsqueda de localizaciones y gestionando los permisos para rodar, pero una vez que el director, Luis Moreno, abandonó la isla, las gestiones se fueron relentizando hasta llegar a detenerse por completo. Tras semanas de silencio por parte del productor, decidimos buscar un nuevo productor ejecutivo, que retomó el proyecto con gran entusiasmo. Sin embargo, a las pocas semanas, y tras escasos progresos, este nuevo productor también dejó de dar señales de vida. Nos tomamos la molestia de trabajar con un tercer productor, que nuevamente desapareció a las pocas semanas, sin que volviéramos a saber de él.

Llegados a este punto, decidimos abandonar la idea de rodar en Cuba, con un año de retraso en los preparativos. De modo que tuvimos que comenzar desde cero y formar un equipo en España, seducir a una veintena de figurantes, localizar nuevos sets para el rodaje, gestionar un vehículo militar, vestuario, animales... Todo estaba listo para rodar en octubre de 2005 cuando, tras cuatro meses de absoluta sequía, en la tarde en que empezábamos a preparar el set, tan sólo dos horas antes del inicio del rdoaje, comenzó a caer una fuerte lluvia torrencial. Los caminos para llegar hasta el set de rodaje se convirtieron en un barrizal en el que quedaron varios coches atrapados. Parte del material de rodaje, attrezo, catering, se quedó por el camino. Resultó urgente recoger todo el material de iluminación y protegerlo de la lluvia. Todos nos metimos en una enorme carabana que nos había cedido Unipublic y esperamos a que la lluvia cesara. Pero el agua continuó cayendo con tal persistencia que finalmente nos dimos cuenta de que sería imposible trabajar esa jornada, y comenzar así el rodaje nos pareció una aventura demasiado arriesgada y con bastantes posiblidades de no llegar hasta el final. Así que tras barajar varias posibilidades, nos pareció que lo más adecuado era abortar el rodaje y retrasarlo para más adelante.

Pero no había posibilidad de rodar en las siguientes semanas, puesto que el frío hacia las noches muy duras. Por otra parte, el calendario de actividades de Cinefilia había cambiado bastante desde que en 2003 comenzamos a organizar el Festival de Cine Solidario de Guadalajara (FESCIGU), que nos exigía trabajar desde comienzos de año hasta entrado agosto. Así pues, decidimos que la fecha idónea para el rodaje era el mes de septiembre de 2006, y enfocamos nuestros esfuerzos en esa dirección.

Llegada esta fecha, todo parecía fluir sin dificultades, más allá de que fue necesario rediseñar el equipo humano, puesto que gran parte de los técnicos y figurantes del primer intento de rodaje, por una u otra razón, no podían integrarse al nuevo rodaje. También hubo que solventar otro incidente: la normativa interna del Ejército había complicado las cosas para que la BRIPAC nos cediera por segundo año un camión militar, por lo que se nos denegó su uso a tan sólo unas semanas de comenzar el rodaje. La persistencia de Luis Moreno y Montse de la Cal, y unos cuantos viajes a Madrid para hablar con las más altas esferas militares, lograron lo que parecía imposible, y se nos volvió a conceder el uso del camión durante otra semana. Sin embargo, el día antes de comenzar a rodar, Luis Moreno tuvo un accidente y se cortó el empeine del pie con un cristal, lo que le obligó a andar con muletas, además de complicar los últimos preparativos del rodaje.

Si los últimos preparativos no andaban con buen pie, la cosa se complicó unas horas más tarde, ya que hubo fricciones internas dentro del equipo de rodaje que hicieron que el jefe de producción expulsara al realizador del making of, y comenzó a extenderse un cierto malestar entre los auxiliares de producción, para quien la actitud del jefe de producción había sido grosera y desproporcionada. Comenzado el rodaje, la tensión en el departamento de producción fue aumentando hasta que varios auxiliares decidieron abandonar el rodaje. Las muletas ya quedaron olvidadas en algún sitio y Luis Moreno tuvo que tomar la difícil determinación de expulsar del equipo al conflictivo jefe de producción, y asumir él mismo esa tarea, pidiendo a su equipo de dirección un mayor esfuerzo. Tomás de Matteis, ayudante de dirección, se implicó enormemente en el trabajo, asumiendo incluso algunas tareas de producción para poder, entre todos, sacar el proyecto adelante. No obstante, el plan de rodaje comenzó a retrasarse y nos dimos cuenta de que debíamos prescindir de algunos planos si queríamos terminar de rodar. La siguiente dificultad llegó con problemas técnicos en la cabeza caliente y el deflector de lluvia, que fallaban sin cesar, lo que nos hizo perder prácticamente una jornada completa de rodaje. Teniendo en cuenta que toda la acción sucede durante la noche, no podíamos alargar las jornadas una vez amaneciera. Sin embargo, nos vimos en la necesidad de prolongar los amaneceres, rodando planos del interior del camión militar, cubriéndolo con una gruesa lona a fin de evitar que entraran los primeros rayos de sol.

Cada noche todo el equipo estaba más y más agotado, y los figurante estaban aburridos de llegar puntuales y que no se les llamara hasta muy altas horas de la madrugada. A pesar de seguir quitando planos prescindibles, simplificar otros y fusionar varios de ellos, parecía obvio que no seríamos capaces de adelantar todo el restraso que acumulábamos. En medio de una situación tan complicada, nos encontramos con la sorpresa de que una de las últimas noches el camión-cisterna que debía surtirnos de agua no acudió al rodaje aduciendo que era día festivo en Guadalajara. Eso nos obligó a utilizar con cuentagotas unas reservas que teníamos en unos depósitos: unos 1000 litros frente a los 16.000 que utilizábamos cada noche anterior. Además, la única forma de usarlos era con cubos, lo que resultó exasperante para mojar la cantidad de paisaje que debía estar encharcado.

Hubo muchos más imprevistos, como el día que una de las grúas había perdido gran parte del aceite del sistema hidráulico y no era capaz de elevarse, o también la noche en que perdimos las llaves de otra grúa, por lo que resultaba imposible manejarla, siendo necesiaro arrastrarla con el camión militar, lo que dejó un fuerte surco en el set que hubo de ser reparado. Finalmente, fue patente que era necesario aumentar en una jornada el plan de rodaje. Fue complicado logar que el equipo humano se permitiera una noche más de no dormir, en un día de diario. De hecho varias personas no pudieron asistir a la jornada extra de rodaje, y hubo que cubrir ciertos roles con personal nuevo. También fue necesario conseguir que el Ejército nos facilitara un día más el uso del camión militar y nos permitiera seguir usando las tres carpas que nos había facilitado. Un nuevo día de alquiler de todo el material de fotografía e iluminación, de catering, de vehículos... ¿Qué más podía pasar? Se nos acabó el gasoil del generador. Al cambiar parte del equipo, hubo un problema de coordinación y nadie se encargó la última noche de rellenar el generador. El problema no era conseguir combustible, sino que al ser un motor diésel no se podía arrancar sin más. Afortunadamente, nuestro jefe de eléctricos, Dago Argüello, fue capaz de hacerlo arrancar de nuevo tras desmontar unas cuantas piezas y operar su magia.

El saldo final fue que los 6 días previstos de rodaje aumentaron a 7, y el número de planos previsto inicialmente fue reducido en más de un 10%. Llegado el momento de empezar a montar, fue patente que faltaba material, y eso dificultó enormemente este proceso, que hubo de ser resuelto con mucho trabajo, paciencia e imaginación. ¿Pero quién dijo que no tuviéramos de eso en abundancia? La presa número 7 ya es una realidad.

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